miércoles, 13 de enero de 2010

4:13 AM


No se que escribir. Siempre había sido mi salida para poder desenredar mi mente, pero últimamente ni tan siquiera consigo hilar dos frases con sentido. En momentos como este, en los cuales mis ojos se niegan a cerrarse, mi cabeza escupía palabras que en un principio no parecían decir nada, pero que en realidad siempre eran el nacimiento de algún relato, cuento o fábula. Aunque nunca han sido buenos escritos, para mi tenían un efecto apaciguador, ya que tras escribirlos mi cuerpo caía en un añorado sopor. Al tiempo comprendí porqué. En esas tristes narraciones era donde mis penas, mis dudas y mis temores salían a la luz. Cada una de las líneas ayudaban a expulsar mis deseos mas profundos, mis vivencias se disfrazaban de fantasía para escapar y quedar plasmadas en la pantalla de mi ordenador.

Pero hace ya tiempo que no sale nada. Llevo meses sin poder conciliar el sueño, mi salud, mi carácter e incluso mis estudios se están viendo afectados por mi insomnio. Ni las pastillas, ni los métodos caseros surgen efecto, y mi último consuelo era el teclado de mi PC, pero parece ser que ni tan siquiera puede ayudarme ya.

He pensado que este bloqueo puede ocurrir porque en esta ocasión si que se cual es el motivo de mi naufragio. Los problemas familiares que atravieso son de lo mas variopinto, pero todos teñidos con un tono lúgubre, y que sí por si solos conducen hacia la tragedia y el miedo, que ocurran todos de forma seguida sin apenas algún buen momento que te ayude a asimilar lo que está ocurriendo, se convierten en una autopista con destino hacia la locura y la frustración.

Pero no solo debo culpar a estos asuntos como los causantes de mi estrés. También la presión de los estudios carga mis hombros con un peso que ya de por si es difícil de sobrellevar, si encima le sumamos el peso familiar, debo de agradecer el poder recorrer el camino aun yendo a gatas, pero cada vez cuesta más.

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