lunes, 25 de mayo de 2009
El viaje (parte 1)
Los rayos de sol atraviesan la frondosidad de los árboles, dotando al bosque de una luz diáfana, suprema e incluso mística. Me dejo caer sobre el verde manto que cubre el suelo. Cuando mi cuerpo toca hierba noto como el frescor de las gotas de rocío hacen que se despierten todos mis sentidos; el olor de bosque, los sonidos de los seres que en el habitan en armonía, los colores vivos de la naturaleza, el sabor de los frutos que nos regalan las plantas, el tacto de toda esta maravilla en la que me encuentro... Es el paraíso.Cuando todavía me estoy regocijando por estar en semejante lugar, las manos calidas de una mujer me levantan con suavidad del suelo. Creí que era un ángel, pues estaba seguro de que humano alguno había contemplado un ser tan bello. Me quede de pie, a escasos centímetros de ella, incapaz de apartar la mirada de esos hipnóticos ojos. Sentí como si esa mirada fija que manteníamos fuera un puente por el que podía cruzar mi alma hacia ella, para que nuestros espíritus se abrazaran y no se separasen nunca, pues estaban destinados a ser uno. Entonces ocurrió. Mirándome fijamente, sus carnosos labios dibujaron una sonrisa que desprendía una luz capaz de deslumbrar al mismo sol.- Sígueme.- Dijo la muchacha con una voz tan dulce y cautivadora, que simplemente era imposible negarse. Mis pies comenzaron a caminar, las palabras de la joven les otorgaron vida propia. Ella caminaba con tanta dulzura, con tanta suavidad, que parecía flotar. Tiraba de mi mano, firmemente estrechada a la suya.-Ya hemos llegado.- Dijo a la vez que nos detuvimos.
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