viernes, 24 de abril de 2009

Ahogandome


Me cuesta mantener la cabeza fuera del agua, está tan fría…Mis brazos no aguantan más, los encuentro cada vez más pesados, me duelen. Noto como los músculos se agarrotan. Un terrible cosquilleo se apodera de todo mi cuerpo, como si miles de diminutos insectos clavaran sus aguijones en mi magullada piel, todos a la vez, repartiendo de forma homogénea este terrible sufrimiento. Levanto la vista al horizonte y solo encuentro un desierto de color zafiro, nada a lo que poder agarrarme, ni un misero apoyo en el cual poder descansar de todo este martirio. El cielo también parece mofarse de mi desdicha. Hacen su entrada oscuras nubes, que advierten de su llegada con rugidos bravucones. Y de inmediato ocurre. Una terrible tormenta se cierne sobre mi. Las gotas de lluvia golpean mi cabeza, a mi afligido rostro, hundiéndose sobre mi carne como agujas, finas, pero punzantes. El mar se crispa y comienza a zarandearme de un lado hacia otro. Las encolerizadas olas me golpean y me sumergen pese a todos mis esfuerzos por buscar en la superficie esa bocanada de aire que me auxilie, que calme a mis hambrientos pulmones, que me proporciones ese oxigeno que tanto necesito. Mi corazón late a un ritmo desenfrenado. Mis irritados ojos tan solo distinguen tonos oscuros, grises, azules ennegrecidos. Todos mis miembros se mueven para intentar sacarme a flote antes de que las gélidas aguas inunden mi pecho. De pronto, noto como algo me coge por las piernas y comienza a tirar de mí. Pero en vez de acercarme a la tenue luz que se proyecta en la superficie de las aguas, me hundo cada vez más rápido, la penumbra me va rodeando cada vez con más énfasis. Miro atemorizado para comprobar que es lo que me lleva al abismo. Dos hermosas sirenas sujetan mis pies, mientras nadan sin descanso hacia las profundidades. De pronto sus cabezas giran y puedo contemplar sus rostros. Sus ojos de color rubí se clavaron en mis los míos, pero lo que realmente provocó en mi un terror que jamás había sentido antes fueron sus diabólicas sonrisas. Y en ese momento ocurrió. Mis brazos no opusieron más resistencia. Me dejé arrastrar por los siniestros seres que me portaban. Mi resignación pudo más que mis deseos de escapar de esa tortura. Estaba harto de pelear, cansado de enfrentarme solo a todas las adversidades, si no puedes ganar, ¿merece la pena luchar?.

miércoles, 22 de abril de 2009

Deseo


¿Cómo no voy a desear el besar esos labios que sirven de majestuosa puerta por donde sale la mas bella poesía que es para mis oídos el escucharte hablar?.¿Quién puede no caer hechizado por el embrujo de tus oscuros ojos, que son capaces de hacer k el tiempo se detenga para quien osa mirarlos fijamente?. ¿Qué luz es capaz de alumbrar mas este mundo cubierto de dolor y desilusión de lo que lo ilumina tu radiante sonrisa, que nos deja ver la alegría k tu alma siente cuando tu estas bien?. Quién pudiese ser el viento que hace danzar tu oscuro pelo al son de las suaves brisas recordándome a la intensa noche.... Desearía ser la gota de lluvia que recorre tu tersa piel cuando el cielo llora al pensar que nunca te podrá tener.

martes, 21 de abril de 2009

Aqui comienza...




Noche silenciosa, gritas sonidos mudos que desquician mi cabeza. Tenue luz que iluminas mi escritorio, muéstrame con claridad la respuesta que anhela mi alma. Letras que componéis este escrito, haced que mis sentimientos se desaten sin control al leer el mensaje que estas líneas me confiesan. Pluma que escribes al ritmo que late mi corazón, es tu danza sobre el fino papel quien descifra las confusas ideas que rondan por mi mente. Os doy las gracias a todas, porque sois vosotras quienes me inspiráis y ayudáis en los momentos de confusión que tan a menudo me torturan, haciendo que mi espíritu se entristezca y llore de rabia por sus dudas.